Todo cambia todo el tiempo, y adaptarse a los cambios no siempre es fácil.
“Esto del Mindfulness puede estar bien” fue una de los comentarios de cierre del último curso de Mindfulness que he impartido.
En estos meses de confinamiento en muchos ámbitos se ha hablado sobre los beneficios que da la práctica de Mindfulness para sobrellevar la incertidumbre, el no saber, el miedo, la ansiedad y los momentos de dificultad.
Todas estas cosas, y mucho más, ocurren cuando dedicamos un momento a centrarnos en el presente, a conectar con lo que nos está ocurriendo en este momento sin dejarnos arrastrar por las proyecciones hacia el futuro o las experiencias pasadas. Y que hacen que igual mi alumno tenga algo de razón.
Descubrir lo que es Mindfulness y llevarlo a la práctica día a día puede hacer que afrontemos la vida no solo como una forma de superar las dificultades, sino también como una forma de disfrutar de cada momento, de vivir con alegría.
1. Adaptarse a los cambios: El fenómeno de las vacaciones
Ahora que se acerca el verano, recuerdo mis vacaciones cuando iba cada año a los campamentos de Santo Domingo de Silos.
A lo largo del año esperaba con ilusión esos diez días en los que me reencontraba con amigos de toda España, donde conocías a un montón de gente y donde lo pasábamos realmente bien.
Pero me ocurría una cosa tremenda… Pasado el sexto día, esos días de alegría comenzaban a teñirse bajo la sombra del “tiempo de descuento”. Aquello se acababa…
Y de alguna forma comenzaba a sufrir porque en unos días me tendría que despedir de los amigos que había hecho, se acabaría eso de dormir en la tienda de campaña, las “escapadas nocturnas” y me tendría que despedir del chico que me gustaba… Todo un drama en la tercera fase en aquellos momentos.
¿Os pasa o os ha pasado algo parecido en vuestras vacaciones? Os propongo que lo reviséis.
Con los años, y gracias a Mindfulness y otras enseñanzas que he tenido, he aprendido a apreciar del primer al último día de mis vacaciones. He aprendido que cada una de mis vacaciones son únicas, y que después vendrán otras vacaciones, mejores o peores, y después otras.
Pero que cada día es una oportunidad para disfrutar de principio a fin, y que las despedidas y la tristeza no duran eternamente, aunque puedan ser poco agradables. Todo pasa.
“Todo pasa y todo llega”, como decía Machado o “Todo llega y todo pasa”, como digo yo.
2. La impermanencia en nuestras vidas
Porque puede ser que estés pasando por momentos complicados pero es importante recordar que ese dolor que estás sintiendo no durará eternamente. Como las alegrías no duran eternamente.
Y tal vez, en esta impermanencia, esté la gracia de vivir y de valorar lo que tenemos. Y que tan de manifiesto a puesto la situación del Coronavirus.
Esta visión que nos aporta Mindfulness, hace que podamos lidiar con más facilidad frente a las situaciones complicadas y dar otro color y otra intensidad a los momentos que vivimos. Viviendo y sintiendo cada momento que tenemos a nuestra disposición.
¿Practicamos?
Para ilustrar esto de la impermanencia te voy a proponer un pequeño ejercicio.
Mañana cuando salgas a la calle siéntate por un momento en un banco, y observa el cielo.
Si es posible, localiza una nube y dedica cinco minutos a observar esa nube: cómo se mueve, hacía dónde se mueve, si se mueve deprisa o despacio, cómo cambian los colores de la nube, cómo cambia su forma… Toma nota de cada pequeño detalle.
Recuerda que nuestra vida es como la de esa nube. Siempre está en continuo cambio, más rápida o más lenta, y a veces no nos damos ni cuenta de esos cambios. Pero nada es igual que ayer, ni nada es como será mañana.
¿Nos cuentas qué tal ha ido la experiencia?
Mi alumno decía “Lo del Mindfulness puede estar bien”, pero la única forma de comprobarlo es viviéndolo en primera persona. ¿Te animas?
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