Cartel con una cara de enfado y frustración.¿A qué llamamos altas expectativas? ¿No te ha pasado alguna vez que te han hablado muy bien de un lugar y cuando llegas allí piensas “pues no es para tanto”? Y cuando digo de un lugar, digo de una comida, de una persona, de una formación… Cuantos chascos nos llevamos por nuestras expectativas.

 1. Las expectativas y nuestra mente

Nuestro cerebro siempre está trabajando para ayudarnos a sobrevivir de la mejor manera posible. Para eso tienes dos habilidades fundamentales que hace que nos diferenciemos del resto de los animales: la capacidad de recordar (y por tanto de aprender del pasado) y la capacidad de proyectar y planificar el futuro.

Hombre cruzando los dedos y confiando en que sus expectativas se cumplan.Estas dos habilidades son muy útiles para manejarnos en la vida, pero en exceso de una u otra pueden jugarnos malas pasadas.

Por un lado, pensar en el pasado para aprender de él es muy útil, pero estar constantemente dando vueltas al pasado hace que nos perdamos el presente y caigamos en estados de melancolía y tristeza.

Y por otro lado, avanzar en nuestra mente un futuro incierto, de manera catastrófica y poco realista, hace que estemos creando un estrés poco realista.

Sin embargo, la naturaleza de nuestro cerebro hace que cuando tenemos un acontecimiento en el futuro comencemos a imaginar distintas opciones, es decir, creamos expectativas de cómo va a ser aquello, y nos empezamos a imaginar con eso que está en nuestra cabeza. Si esa fantasía es optimista nuestro estado de ánimo se eleva, y si nuestra mente crea grandes catástrofes comenzamos a encontrarnos mal y ansiosos. Tanto una cosa como otra, no son más que fantasías e ideas que están en nuestra mente y no en la realidad.

Así que el reto pasa por utilizar esa capacidad de imaginar el futuro, de crear expectativas, de una manera útil y adaptada lo más posible a la realidad.

Cuando las expectativas se reducen a cero, uno aprecia realmente todo lo que tiene. Stephen Hawkings.

2. Cómo reducir nuestras frustraciones.

La diferencia que existe entre las expectativas que tenemos de las cosas, personas o situaciones, se llama frustración.

Cuanto más altas son nuestras expectativas, más probabilidad existe de que no coincidan con la realidad.

Imagina que acabas de conocer a alguien. En ese momento tu mente comienza a crear un mundo de expectativas de cómo será o dejará de ser. Si sobre eso tú alimentas todo lo que rodea a esa persona y aumentas las expectativas que tienes sobre esa persona, es muy posible que te lleves muchos desencantos.

Cuando yo comienzo los cursos de Mindfulness siempre les pregunto a los participantes sobre cuáles son los expectativas que tienen sobre el curso. Y acto seguido les pido que se olviden de ellas, y si no quieren, que las pongan en un ladito de su cabeza para que no incordien mucho. Esas expectativas les han hecho llegar al curso, lo cual está muy bien, pero ahora vamos a vivir la realidad, vamos a experimentar la vida momento a momento. Porque es en la realidad donde ocurren los milagros.

Ser consciente significa abandonar los juicios durante un tiempo, dejar de lado nuestros objetivos inmediatos para el futuro, y tomar el momento presente como es y no cómo nos gustaría que fuera. Mark Williams (Creador del programa MBCT de Mindfulness).

Pareja sonriente mirando hacia un futuro común, basado en disfrutar de la realidad y tener expectativas realistas.Muchos problemas de pareja tienen que ver en con cómo nos relacionamos con la idea que tenemos sobre una persona y no con la persona real. Y además, esperamos que esa persona responda a nuestro ideal (ese que hemos creado sin contar con ella). Si todo el esfuerzo que hacemos en comparar nuestro ideal con la realidad lo pusiéramos al servicio de la curiosidad genuina por conocer realmente a las personas, apartando los juicios y las expectativas, posiblemente descubriríamos lo maravillosas que son las personas.

Cuando cultivamos Mindfulness aprendemos también a darnos cuenta de cómo funcionan todos estos juicios, expectativas y pensamientos en nuestra cabeza y poco a poco aprendemos a relacionarnos de manera diferente con ellos, y viviendo una vida más real donde las frustraciones se van haciendo pequeñas para apreciar cada momento que se presenta ante nosotros.

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