Autosabotaje o miedos ocultos
Autosabotaje o miedos inconscientes
A lo largo del tiempo, en mi trabajo, me he encontrado con un montón de personas que decían que querían una cosa y sin embargo todos sus actos iban dirigidos en su contra: querían adelgazar y se pasaban el día comiendo, querían una pareja estable y estaban con una persona que les podía los cuernos, estaban hartos de su trabajo y no hacían nada por mejorar su situación…Y así podría contaros mil y un ejemplos, y estoy segura de que vosotros conoceréis muchos más. A todo esto es a lo que yo llamo autosabotaje.
Sin embargo, no creo que ninguna de estas personas fuera tan tonta como para actuar así conscientemente, más bien creo que esas personas no contaban con la capacidad para ver su vida desde una perspectiva diferente y no contaban con los recursos necesarios para gestionarse de otra manera.
¿Y entonces qué es lo que está pasando aquí? Realmente lo que ocurría en la mayor parte de estos casos es que conseguían más beneficios al seguir manteniendo esas pautas de comportamiento que si cambiaban y se arriesgaban a hacer cosas diferentes. Y ponerse frente a uno mismo y descubrir lo que le está ocurriendo: descubrir sus miedos, sus inseguridades, sus vacíos, eso puede dar tanto miedo que es preferible quedarse como están. Y bajo es creencia es bajo la que se sostiene la permanencia en esos procesos de autosaboteamiento.
La cuestión es si esos beneficios son reales o imaginarios. Y nos agarramos a esas expresión tan de nuestros padres: “Más vale malo conocido que bueno por conocer”, y preferimos seguir en retozando en el dolor y que buscar nuevas alternativas que nos conduzcan a una vida mejor.
Y la verdad es que muchos de esos miedos son imaginarios y los hacemos mucho más grandes nosotros en nuestra mente: les ponemos música, colores y efectos especiales… cuando el hecho de enfrentarnos a ellos los reduce a cosas mucho más sencillas y más manejables.
¿Y cuándo decidimos afrontar esos miedos, ponernos cara a cara frente a ellos?
Cuando tocamos fondo, es decir, cuando se superamos todos los límites de lo soportable y algo hace clic en nuestra cabeza. Es entonces cuando nos empezamos a hacer nuevas preguntas y comenzamos a hacer cambios reales.
O cuando conscientemente decidimos mejorar nuestra vida, poquito a poco, planteándonos la vida en términos de pequeños retos, con una involucración consciente. Y para ello podemos jugar con las mismas herramientas que jugamos para construir nuestros miedos: los recuerdos y nuestra imaginación. Si somos capaces de construir cosas terribles en nuestra cabeza que nos hacen sufrir utilicemos nuestra cabeza para construir cosas reales y maravillosas.
Y como ya he comentado en más de una ocasión, si somos capaces de cambiar nuestros pensamientos, cambiaremos nuestra forma de actuar y con ello cambiaremos también los resultados que obtengamos.
En cualquiera de los casos, una vez tomada la decisión del cambio deberemos ser responsables y valientes para descubrir estos juegos a los que jugamos. Un buen amigo puede ayudarnos a descubrirlos o bien podemos recurrir a un profesional que nos acompañe y nos ayude a conseguir que nuestra vida se a un poquito mejor.
Y tú, ¿cuándo vas a dejar de autosabotearte?
“Si algo puede salir bien, saldrá bien.”
De acuerdo en el análisis y en toda la primera parte.
Ahora, el cambio no me parece que pueda producirse solo pensando que vamos a cambiar. Más bien pensarlo demasiado, muchas veces nos frena. Hace falta mover el cuerpo también. Todo lo más sincronizado posible.
Muchas gracias jms por tu comentario.
Y estoy de acuerdo contigo que cualquier cambio tiene que incluir al cuerpo, y además también a las emociones. De hecho cuerpo, mente y emociones están intrínsecamente conectadas; cualquier cambio en la mente, lleva a un cambio emocional y corporal, y un cambio corporal lleva asociado un cambio en la forma de pensar y sentir. Así las distintas técnicas y metodologías que existen para promover el cambio ponen el acento en alguno de estos puntos consiguiendo cambios también en los otros dos.
Así que, efectivamente, en todo cambio deben estar involucrados mente-cuerpo-emociones, para que sea un cambio real.