Diez minutos de victimismo
¿Cuántos “es que” utilizas al día? ¿Y cuántos “pero”? Nos pasamos la vida justificando lo que hacemos y poniendo “peros” a lo que nos rodea. Es una forma de protegernos frente a lo que nos da miedo asumir. De esta forma nos sentimos seguros con nuestra forma de entender el mundo, y nos convertimos en víctimas del afuera.
Esta forma de actuar solo revela que nos da miedo hacernos responsables de nuestras vidas: de nuestras elecciones, de nuestros sentimientos y emociones. En definitiva de nuestra propia vida. Sin embargo, asumir la responsabilidad en lo que hacemos es la única forma de empoderarnos, de sentir y saber que somos dueños de nuestra vida y no la vivimos conforme a lo que otros quieren.
A veces, incluso, justificamos el comportamiento de alguien cuando en verdad lo que estamos haciendo es tratar de justificar que nosotros haríamos lo mismo en esa misma situación. Así ponemos la protección antes… No vaya a ser…
Hablando con mis compañeros de trabajo siempre hay alguno que justifica su comportamiento diciendo: “Claro, es que yo soy Leo” (y con eso parece que está explicado todo…:-)). Y sin embargo, mucho más allá de la etiqueta que te han otorgado (y que tu te has creído) eres una persona que hace cosas, y de esas cosas que haces el único corresponsable eres tu. Así que si das malas respuestas a alguien, no lo justifiques diciendo que eres “Leo”, asume las consecuencias de eso, “recalcula ruta” y aprende para que la próxima vez que te encuentres en una situación similar puedas reaccionar de otra forma más enriquecedora. Si no te quedarás bajo el parapeto de la etiqueta y no crecerás como persona. Serás como un niño al que se le derrite el helado y llora echando la culpa al helado…
No obstante no dejamos de ser personas, y creo que también tenemos derecho a quejarnos “un poco” de lo que nos sucede, para luego tomar las riendas de nuestra vida. Hace poco una amiga me comentaba que ella se permite “diez minutos de victimismo” (ni un minuto más). Durante ese tiempo jura y perjura, y echa la culpa de todo lo que le pasa a los dioses, los vientos y las lluvias, llora, grita y patalea… Pero pasado ese tiempo, se acabó, y entonces se pregunta: ¿Y qué voy a hacer con esto ahora? ¿Qué puedo aprender de esta situación? Se empodera y construye su vida.
Yo creo que es un buen sistema para crecer y tomar las riendas de tu vida. Y tu, ¿te atreves?
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