1. Se aumenta la probabilidad de cometer un fallo.
De repente estás escribiendo un email, recibes una llamada, pero sigues con el email y sin querer te ves enviando ese email a la persona equivocada.
Y estoy segura que puedes encontrar muchos otros ejemplos en tu día a día. En algunos cursos que imparto he oído contar cosas a qué un padre fue a recoger a su hijo a futbol, cuando ese día el niño no lo tenía; o una persona que estuvo esperando en una sala de reuniones a sus compañeros durante media hora hasta que se dio cuanta que no estaba en la sala correspondiente.
Algunos de estos ejemplos, pueden ser más o menos simpáticos, pero no siempre es así.
2. Incremento de la accidentalidad.
Este punto está íntimamente relacionado con el punto anterior. Cuánto menor es la concentración en un trabajo, mayor es la probabilidad de tener un accidente. Y dependiendo del puesto de trabajo, las consecuencias pueden ser más graves.
3. Sensación de pérdida de tiempo.
En nuestros tiempos existe una gran tendencia a la multitarea. Creemos que al estar “haciendo” dos cosas a la vez estamos ganando tiempo. Pero nada más lejos de la realidad. La atención solo puede estar focalizada en un solo asunto.
Haciendo una comparación con un programa de ordenador, cada vez que cambiamos de tarea, es como si tuviéramos que volver a cargar el programa que estábamos utilizando. Este reenfoque de la atención consume tanto energía como tiempo. Así que el tiempo que crees que estás ganando al hacer dos cosas a la vez en realidad no es así. Lo que realmente ocurre es que la atención va de un sitio a otro muy deprisa, y al final estás haciendo dos cosas necesitando más tiempo y con menos atención.
Y si sentimos que estamos perdiendo nuestro tiempo, es difícil que la felicidad en la empresa sea real.
4. Aumento de la ansiedad y el estrés.
Cuando la mente está dispersa aumentan los niveles de ansiedad y estrés. De todo esto ya os he hablado mucho en otros artículos del blog.
Te recomiendo que veas algunos de ellos:
5. Disminuye la felicidad en la empresa y la sensación de bienestar.
Como comentaba antes, los estudios correlacionan la capacidad de enfocar la mente con el bienestar o felicidad, y esto también se aplicad a la felicidad en la empresa.
¿Recuerdas haber estado concentrado haciendo una cosa y no tener conciencia del tiempo? Eso es que tu mente estaba concentrada en lo que estabas haciendo. Cuando eso pasa, nuestra sensación de bienestar aumenta, y cuando algo nos gusta, nos sentimos ilusionados, motivados y queremos más de eso que nos causa bienestar.
Desde luego que la tarea que estemos realizando influye en esta sensación de disfrute y bienestar, pero el hecho de estar concentrados hace que esa sensación sea mayor.
Por ello y porque tener trabajadores que se siente felices y realizados en el día a día ayuda que la empresa vaya bien y sea un ganar para todos, las empresas y los empresarios debería cuidar también de este aspecto.
¿Y quién querría irse de un trabajo donde la felicidad en la empresa es una realidad?
Uno de los factores clave a la hora de retener el talento en una organización es la percepción de bienestar y disfrute que se tiene en el trabajo.
La buena noticia es que esa capacidad atencional que con el ritmo de vida que llevamos hemos perdido, se puede entrenar y podemos volver a “poner en forma” nuestro cerebro. Mediante Mindfulness activamos el Sistema de Activación Reticular Ascendente.
Esto es lo que hago, como experta en Mindfulness para mejorar el clima en las empresas y reducir las bajas laborales: entrenar la atención a través de la práctica de Mindfulness y mejorar la felicidad en la empresa.
Por eso, te animo a que cuides a tus trabajadores y te pongas en contacto conmigo para explorar opciones.
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