¿Por qué abandonamos nuestros sueños?
¿Qué pasa con nuestras ilusiones cuando pasa el tiempo? Parece que pierden intensidad cuando comenzamos a movernos. ¿Qué ocurre con esto? ¿Por qué nos sucede esto?
En muchas ocasiones lo que ocurre es que teníamos una idea en nuestra mente de lo que iba a ser ponerse a ello, y eso no concuerda con la realidad.
Esto es normal, nuestra mente es muy rápida (más de 35.000 pensamientos al día) y somos capaces de imaginarnos casi cualquier cosa. Así que podemos imaginar miles de opciones, que a la hora de ponerse en marcha solo se materializan en una única realidad. Y es altamente probable que la realidad no concuerde con lo que teníamos en mente, y esto nos lleva a frustrarnos. Esto nos pasa con las relaciones personales, con las dietas, con el ir al gimnasio…
Y, ¿qué es lo que falla en nuestros pronósticos? ¿Y qué hacemos cuando la realidad no concuerda con nuestros planes?
Tal vez la cuestión radique, como comentaba en la entrada anterior, en que lo que estamos haciendo es vivir en un mundo de ilusión mal entendida, somos unos ilusos. Así mucha gente empieza, por ejemplo, una dieta y cuando ve que esto implica modificar hábitos de comida placenteros, pero igual no saludables, comienzan un proceso de auto-convencimiento: igual no era necesaria la dieta, que no está tan mal, que para qué tanto esfuerzo… hasta que finalmente terminan abandonando algo que en un principio algo que había empezado con aparente ilusión.
En otras ocasiones, lo que pasa es que queremos tener resultados en pocos días. Vivimos en la cultura de la inmediatez y del para mañana; y las cosas bien hechas llevan su tiempo. Hace unos años, hablando con un amigo empresario, me comentó que de todas las empresas que había tenido, las que mejor habían funcionado siempre fueron las que crecieron poco a poco. Y sin embargo, nosotros pensamos que todo tiene que ser inmediato.
Como dice Will Smith, si quieres tener una pared hay que poner un ladrillo cada día y al final tendrás la pared. Si pretendes tener una pared sin poner un ladrillo, lo que tendrás será un problema.
Pero más allá de estas explicaciones, que podrían calificarse casi de justificaciones, hay algo más profundo por lo que no realizamos nuestros sueños, y es nuestra falta de Amor hacia nosotros mismos. Porque cuando nos amamos encontramos la fuerza y el camino para lograr aquello que deseamos.
Y puede ser que abandonemos nuestros sueños, no porque no lleguen los resultados en breve, sino porque no confiamos en que podamos lograrlos. No creemos en nosotros mismos los suficiente.
Si buscas dentro de ti mismo te darás cuenta que cuando te planteas un objetivo en la vida, ese objetivo trata de cubrir una necesidad profunda:
- Queremos estar más delgados para sentirnos más atractivos y lograr que nos miren. O igual es por motivos de salud, para poder disfrutar más de la vida…
- O queremos aprender un nuevo idioma para relacionarnos con más gente o para conseguir un ascenso, ganar más dinero y viajar, tener más tiempo para estar con los queremos…
- O nos apuntamos para hacer un nuevo deporte, por motivos de salud o para conocer gente nueva…
Al final, si analizamos cada una de nuestras elecciones todas van dirigidas a amar, en el sentido más amplio de la palabra. Pero para amar la vida y las personas que hay en ella, primero debemos comenzar por amarnos a nosotros mismos. Y es allí donde encontremos la fuerza para hacer realidad nuestros sueños.
Te has estado criticando a ti mismo años y años y no ha funcionado. Trata aprobarte a ti mismo y mira qué ocurre.
Louise L. Hay
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