Seguir a tu intuición
Hace unos días mi madre tuvo un amago de angina de pecho a eso de las cuatro de la mañana. Yo esa noche no dormí nada bien, y a esa misma hora me desperté muy nerviosa. Intenté dormirme, pero nada, y estuve dando vueltas hasta que sonó el despertador y entonces fue cuando me dormí…Así que llegué tarde al trabajo.
Posiblemente a otro nivel de conciencia sabía que algo no iba bien (no es la primera vez que me pasa esto), y cuando me dormí y me levanté tarde estuve a punto de cruzarme con mi madre que iba al hospital. Algo en mí me estaba diciendo que estuviera atenta.
Tal vez no lo sepas, pero todos nosotros somos capaces de percibir muchas más cosas de las que somos conscientes. Hay quien es capaz además de procesar esa información y traducirla. A esto se le llama intuición, sensibilidad, sexto sentido…
Cuando dejamos trabajar a la intuición podemos recibir una información nueva y maravillosa. Pero muchas veces no sabemos que sabemos cosas, básicamente porque esta información no es procesada por nuestra mente consciente; aunque sí por nuestra mente incosciente.
Hay quienes tienen más desarrollado este “sexto sentido”, pero también es posible aprender y desarrollar esta habilidad. Una de las cosas fundamentales para poder hacer esto es dejar de pensar, o más bien, dejar de racionalizar la información que te está llegando; y tomarlo como un juego, ¿qué querrá decir esto? Y estar atento.
Yo tengo la suerte de ser muy sensible a esta otra información, pero no siempre soy capaz de procesarla, como en esta ocasión. A veces esta información me llega a través del cuerpo: me siento nerviosa, me duele la espalda, tengo un nudo en el estómago…; y otras veces, simplemente me siento inquieta emocionalmente y sé que algo está sucenciendo o va a suceder (esto no puedo explicarlo más).
¿No os ha pasado alguna vez que tenías una lucha entre lo que estabáis pensando y lo que estabáis sintiendo y cuando habéis hecho caso a lo que sentiáis ha salido bien? Pues a mí sí. Ha habido veces que sabía que si iba a algún sitio iba a pasar algo fuera de lo previsible, y efectivamente así ha sido.
La cuestión es que para hacer caso a esto hay que ser, cuanto menos, un poco valiente, porque corres el riesgo de que te tomen por loco; pero también es cierto que la vida es un juego de locos. ¿Estás dispuesto a jugar?
Eso es, hay que ser valiente y experimentar las intuiciones.
Un abrazo sensible. Isidro
Tan valientes como tu, para iniciar una nueva vida.
Mil besos, Isidro.