Escucha el silencio
Después de estos días de fiestas, os invito a escuchar el silencio y a reencontrarnos con vosotros mismos.
Nos ponemos miles de pantallas delante de los ojos para no ver, para no mirar a los ojos del que tenemos enfrente. Nos ponemos auriculares para no oír, para no escuchar…Nos ensucian los ojos con imágenes de dolor, muerte, miedo…; nos llenan los oídos con ruidos ensordecedores que nos hacen olvidar el canto de los pájaros, el sonido las hojas al caer o las olas del mar.
¿Y a qué huele todo eso? Se nos olvido. Vamos tan deprisa por la vida que se nos pasan por alto los grandes detalles que nos rodean.
Así que hoy quiero reclamar un espacio de silencio para encontrarnos con nosotros mismos, un espacio para escucharnos, para mirarnos, para sorprendernos de las cosas maravillosas que hay a nuestro alrededor y que pasan desapercibidas por el caos y por las prisas que llevamos. Un lugar de agradecimiento.
Y siempre que hablo de prisas, recuerdo una anécdota que me contó mi madre sobre mi abuelo. Resulta que la primera vez que mi abuelo (un señor que había vivido la mayor parte de su vida en un pueblo muy pequeño de Burgos) vino a Madrid, una de las cosas que más le llamó la atención es que la gente fuera corriendo a todas partes, pero más sorprendido se quedó cuando se enteró de que sus prisas eran por ir a trabajar… Como él dijo… “Si todavía corrieran para ir de fiesta…”
Pero corremos a todas partes y corremos sin saber para qué corremos. Corremos porque corre el de al lado, corremos porque hay que llegar el primero a no sabemos dónde, corremos porque cuanto antes mejor…Pero, mejor… ¿el qué? ¿para qué? No se puede tener prisa para mirar a los ojos a la persona a la que se ama, no se puede tener prisa para escuchar a un niño, no se puede tener prisa para contemplar una puesta de sol, no se puede tener prisa para estar con uno mismo… Y sin embargo, corremos a todas partes sin llegar a encontrarnos.
Así que hoy quiero reclamar un espacio propio, mi espacio, tu espacio. Un espacio donde conocerte un poco más y mejor, un espacio para escucharte, para escuchar, para mirarte, para respirar, para disfrutar… Un espacio lejos del sonido de la televisión, del móvil o de la radio. Un lugar de encuentro contigo mismo.
Porque debo decirte una cosa importante, para poder estar presente de manera auténtica, con alguien primero debes haber aprendido a estar es contigo mismo. ¡Y nos cuesta tanto estar con nosotros mismos! Nos incomoda el silencio, nos incomoda encontrarnos con nuestra propia intimidad…(a saber lo que puede pasar…). Y sin embargo, es tan necesario…
Puede dar vértigo encontrarse con un desconocido, con aquel niño o aquella niña que soñaba con ser astronauta, viajar a las estrellas o subir a la montaña más alta del mundo, y encontrarse con un adulto que no es feliz a pesar de tener mil y un cosa. Pero lo bueno, es que aunque en un principio puedas ser un desconocido poco a poco podrás ir haciéndote amigo tuyo y disfrutando de esos momentos que son solo para ti.
Joe Dispenza explica muy bien en su libro “El placebo eres tú”, desde un punto de vista científico, la importancia y los beneficios del encuentro con uno mismo a través de la meditación, la hipnosis, la relajación o el mindfulness, tan de moda en estos días. En estos momentos el cerebro funciona de otra manera, se activan otras partes diferentes del cerebro a las habituales y el cerebro comienza a funcionar bajo el patrón de ondas zeta que son las que conectan con la nuestra parte subconsciente. Es entonces cuando las conexiones neuronales se hacen más creativas y podemos resolver muchos de los problemas y las preocupaciones que tenemos.
Y como nuestro cuerpo está totalmente conectado con nuestra mente, esto repercutirá también en nuestro beneficio físico. Nuestro cerebro no distingue si algo es real o no. Así que si le enseñamos a pensar aquello que nos beneficia (que nos encontramos bien de salud, que nuestro cuerpo se encuentra relajado, que todo está bien….) el cerebro enviará las señales apropiadas al resto del cuerpo para que responda coherentemente con esta información: nuestro músculos se relajaran y dejaremos de tener molestias, disminuirán los niveles de adrenalina en sangre y disminuirá nuestra ansiedad, mejoraremos la concentración, dormiremos mejor… y mil y un beneficios más que se derivan de estas
Pero más allá de cuestiones científicas, que me encantan y de las que podría estar hablando mucho tiempo, te invito a que te detengas, a que encuentres un tiempo para ti; para poder conectar con tu propia esencia, con la esencia del niño que fuiste y que guardas en tu interior.
Y sí, puedes que tengas que hacer muchas cosas, pero estoy segura que puede encontrar un ratito para ti mismo, ponerte un poco de música y relajarte. Para luego poderte encontrar desde la paz y el amor con los que te rodean.
[mk_divider style=”single” divider_color=”#dddddd” divider_width=”full_width” margin_top=”30″ margin_bottom=”30″]
“Después del silencio, lo que más se acerca a expresar lo inexpresable es la música”.
Aldoux Huxley (1894-1963)
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!