Uno de los mayores dones del hombre, por no decir el mayor, es el de poder crear, crear vida. Cada uno de nosotros tenemos el potencial de crear vida. Y más allá de eso, tenemos la capacidad de crear la vida que nosotros queremos tener.
Y gracias a esa capacidad, el hombre a lo largo de la historia ha ido evolucionando y mejorando su vida: creando casas más confortables y seguras, ordenadores más eficaces, cultivos más eficientes… Todo ello gracias a nuestra capacidad creativa.
Esta capacidad que tenemos todos cuando somos pequeños y que surge de forma natural puede ser alentada por los educadores y por padres, o bien puede ser mermada por los cánones establecidos.
Cuando somos pequeños todo es posible: podemos volar a Marte en un cohete, conducir coches con la mente o construir grandes palacios para nuestros padres. Nuestra imaginación no tiene límites.
Sin embargo, con el paso del tiempo, construimos barreras a nuestros sueños, asumiendo lo que puede y lo que no puede ser. Y poco a poco, nuestra esencia creativa se adormece, se anestesia, hasta que sucumbimos a la rutina y los órdenes establecidos. Nos convertimos en lo que Michael Endel llamaba en su libro Momo, los hombres grises del tiempo.
Y es tan triste esto. Si los hermanos Wright no hubieran creído en que era posible volar, no estaríamos hoy subidos en un avión. Si a un señor no se le hubiera ocurrido ponerle ruedas a una caja, no existirían los coches… Y sin embargo, cuántos de nosotros apagamos el interruptor de nuestros sueños.
Por suerte, guardamos en cada célula de nuestro cuerpo esa esencia, esa capacidad innata para soñar y hacer realidad nuestros sueños. Solo hay que llamar a la puerta de nuestra imaginación y permitirla volar.
Como decía antes, el proceso creativo puede ser alentado y educado. Existen métodos para hacerlo, pero el primer paso para todo ello (y que veremos el taller de Creatividad que imparto) es suspender nuestros juicios y creencias, sobre lo que es posible y no lo es; para conectar con nuestra esencia creativa.
Después podemos hacer resonar en nuestro cuerpo aquello que queremos crear en nuestra vida: bien sea un proyecto material o bien un proyecto vital. Al fin y al cabo nuestro cuerpo es el vehículo a través del cual creamos y poniéndolo en movimiento seremos capaces también de poner en marcha nuestro proyecto, nuestra vida.
Si quieres volver a revivir tu esencia creativa y hacerla realidad, anímate y participa en nuestro próximo taller de Creatividad (consultar fechas). ¿Contamos contigo?