Seguro que quieres alcanzar tus objetivos, esos que te planteas a principio de año. Pero es muy posible que estés cometiendo alguno de estos fallos.
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Comenzar el año “afilando el hacha”, planificando y visualizando los objetivos objetivos para movilizar todos nuestros recursos desde la alegría.
En el artículo anterior hablaba de la importancia de vivir la vida desde la ilusión y descubriendo la belleza en el día a día para poder vivir plenamente.
Hoy me gustaría aclarar la diferencia que existe entre vivir ilusionados y convertirnos en ilusos. El iluso dice la RAE que es aquella persona propensa a ilusionarse con demasiada facilidad o sin tener en cuenta la realidad.
Así hay gente que vive de ilusiones, y se pasa la vida imaginando una vida mejor sin dedicar tiempo a su propia realidad. Viven en el mundo de las ideas y cuando se quieren dar cuenta la vida les ha pasado por encima sin enterarse. En muchos de estos casos, se trata de gente que tiene miedo a vivir, no vaya a ser que la realidad sea peor de lo que ellos se imaginan… Y lo que pasa es que mucha veces no se tiene en cuenta la otra posibilidad: que la vida real sea mucho mejor de lo que te imaginas. Es más, nunca aquello que te sucede en la vida suele coincidir con aquello que te has imaginado…
En otras ocasiones, nos hayamos frente a gente que construye castillos en el aire, y no pisa tierra. Son como la lechera que imagina mil fantasías maravillosas y no pone de su parte para hacerlas realidad. Pero claro, que si quieres peces te tendrás que mojar el culo…Tendrás que hacer algo para que tus sueños se hagan realidad, y para ello tendrás que conocerte y conocer cómo se mueve el mundo. No esperar a que aparezca un hada que con una varita mágica te traiga lo que quieres. Porque el único mago real que hay en tu vida eres tú, y en tu mano está alcanzar tus metas.
- El iluso cree en los cuentos de magia, y que sus sueños se harán realidad por obra de magia.
- El que vive ilusionado sabe que la magia está en él y en todo lo que hace para lograr sus metas, y por eso confía en él.
- El iluso sueña con un resultado. El que se ilusiona sabe que el éxito está en el proceso, en cada pasito que da para alcanzar su meta.
- El iluso cree que el mundo tiene que traerle las cosas a casa. El que vive ilusionado sabe que en el mundo le dará todo lo que necesita, solo tiene que confiar en él y salir a la calle para conseguirlo.
- Vivir ilusionados implica tener una meta hacia la cual dirigirnos y que nos haga vibrar.
- Vivir ilusionados hace que sepamos afrontar las dificultades convirtiéndolas en retos porque hay algo que nos mueve más allá de lo que nos frena.
Convertir nuestros deseos en realidad es un compromiso con uno mismo, que dura toda la vida. El deseo de hacer cada día mejor las cosas, de aprender cosas nuevas y superarnos día a día.
Y hacerlo desde la ilusión, una ilusión que pisa tierra y que conecta con la realidad. No una ilusión como la de la lechera del cuento. Una ilusión que pisa tierra y que se conecta con lo más alto.
Y así ser capaces de ver la belleza en lo que nos rodea, disfrutarla y comprometernos con nosotros mismos para ser cada día un poco más felices y al final del día irte a la cama, sabiendo que has dado lo mejor de ti mismo para hacer de este mundo un lugar un poquito mejor.
Una ilusión eterna, o por lo menos que renace a menudo en el alma humana, está muy cerca de ser una realidad.
André Maurois